El siguiente artículo es una colaboración del Arquitecto PhD Juan Pablo Aschner y decano fundador y profesor titular de la nueva Facultad de Creación de la Universidad del Rosario, Colombia, la cual acoge los pregrados de arquitectura, artes, creación, diseño y teatro musical. A continuación, en el texto podrán profundizar el aporte de la creatividad transdisciplinar, acompañado de las ilustraciones elaboradas para la facultad por parte de Antoine Cosse, con la dirección de arte de Tangrama.
La creatividad es una capacidad humana extraordinaria, una capacidad muy apreciada en planos interpersonales y laborales y que, sin importar la profesión u oficio que se elija, permite realizar entornos más edificantes para la sociedad, activar la reflexión, propiciar vivencias y momentos para la realización o la felicidad. La creatividad, sin embargo, no llega sola ni es un recurso innato; se educa y entrena a diario; requiere de ayudas y de atmósferas propicias; recoge experiencias individuales y persigue acciones colaborativas; conjuga percepciones y emociones con métodos y técnicas. La creatividad emerge y se intensifica a lo largo de un trayecto que es a la vez accidentado y fluido. Un trayecto educativo que demanda algunas consideraciones como las que propongo a continuación:
1. Aprender Haciendo
Arrastramos todavía algunos modelos educativos que priorizan una formación en ideas creativas y descuidan una formación en habilidades para realizar estas ideas; esto está ocurriendo en un mundo al que estamos despojando de recursos en aras de alcanzar nuestras ideas más voraces. Un modelo educativo creativo más sustentable es aquel en el que formamos nuestras ideas a la par de las habilidades y recursos para realizarlas. Hemos de integrar la lección con la acción y fomentar espacios de aprendizaje tanto teórico como práctico en contextos donde se pueda hacer y experimentar, donde sea posible realizar conceptos, manipular y ensamblar materiales, conocer y aplicar técnicas, reparar y reconstruir obras y procesos previos; reciclar y resignificar ideas y productos, explorar los alcances de nuestros cuerpos en comunión con nuestras mentes.
2. Arte, Artesanía, Oficio
Hemos de aprender haciendo, pero para ello debemos aprender a hacer. Una educación para la creatividad debe cerrar las brechas que separan a las artes, a la arquitectura y al diseño de los oficios y los saberes tradicionales, vernáculos y populares. En la academia creativa actual estas divisiones están muy acentuadas pero una educación para la creatividad debe desdibujarlas para permitir un debido reconocimiento, valoración y aprendizaje de todos los ámbitos creativos antes mencionados. En tiempos en que vuelve a estar en primera plana la Bauhaus se hace necesario recoger sus lecciones junto con las del movimiento Arts & Crafts, los Vukhtemas, o el hazlo tu mismo (más conocido por sus siglas en inglés: DIY). Todos estos movimientos creativos desbordan las categorías y jerarquías disciplinares y plantean espacios para que las bellas artes sean también artes aplicadas, para que la arquitectura se integre con la carpintería, la escultura con la alfarería, el diseño de modas con la costura. Los oficios, las artes y la artesanía son facetas de una cultura material que una persona creativa ha de conocer y acometer en su conjunto.
3. Cultura Glocal
La multiplicidad de oficios, artes y saberes del mundo es asombrosa. Las disciplinas creativas se aprenden en contextos culturales singulares y diversos. Sin importar el lugar del mundo en el que estemos, encontramos tradiciones y técnicas del contexto que hallan relación coherente con los materiales a nuestro alcance, las economías viables y el entorno físico circundante; tradiciones que están inmersas en un quehacer cotidiano alineado con lo que es necesario y lógico para cada caso. Una buena educación creativa entiende los fenómenos globales y atiende a las prácticas locales; reconoce que las ideas pueden hallar su realización cuando propician un diálogo entre la singular cultura local y la rica diversidad global.
4. Creatividad Recursiva
Una de las grandes lecciones que los ámbitos locales aportan hoy en día a los contextos más globales es que la creatividad humana ha de ser más recursiva y que puede serlo de muchas maneras. Para ello debemos propiciar una educación que enseñe a hacer mucho con poco y en atención a cada contexto. A tomar elementos de cada entorno y, a partir de su reorganización, reinvención y recreación, crear abundancia en la escasez. Para ello es necesario plantear desafíos educativos en los reaparezcan las limitaciones, la contingencia y la adversidad; desafíos que estimulen el ingenio propio de la creatividad cuando se ve avocada a convivir con la necesidad, con la singularidad y con la urgencia.
5. Educación STEAM
Las siguientes fronteras que una educación para la creatividad debe rebasar son las fronteras tecnológicas y entre grandes áreas del saber. Fronteras que hay que salvar para alcanzar metas comunes; metas que aporten al desarrollo sostenible que queremos emprender como sociedad. La metodología STEAM, por ejemplo, y que reúne a la ciencia, la tecnología, la ingeniería, las artes y las matemáticas plantea un trabajo por proyectos para desarrollar habilidades de observación, escucha activa y resolución de problemas, entre otras. En el marco de esta metodología se abandona el trabajo individualizado o disciplinar y se propicia un pensamiento disruptivo con propósito. Una educación creativa ha de formar en lenguajes transversales para alcanzar metas comunes y uno de estos lenguajes es el tecnológico que es la base de una mayor conectividad, interconexión y cooperación global.
6. Aprendizaje en juego
Una educación creativa no ha de ser solo trabajo; también debe ser diversión. La educación para la creatividad lleva al aula lo que es propio del patio de recreo: el juego. El pensamiento en diseño, el pensamiento en artes, y el pensamiento de juego; metodologías más conocidas por sus nominaciones en inglés, incorporan el juego y la diversión en procesos creativos del mundo laboral y empresarial. Tras estos aportes, sin embargo, es momento de evaluar la pertinencia de sus principios subyacentes en una educación creativa que permita también el juego deliberado, espontaneo, incierto, experimental, y errático en las propias artes y en el diseño. En una educación para la creatividad debe haber espacio para el error con una alta dosis de lúdica. La educación para la creatividad convierte el espacio laboral en recreativo y el espacio universitario en jardín infantil. Pero rescatar lo infantil a toda marcha en nuestras prácticas educativas implica también revalidar y rescatar el propio concepto que la sociedad pueda llegar a tener de lo infantil. La educación creativa, por ejemplo, propende por un actuar infantil que no requiere sólo de juguetes o estímulos sino de altas dosis de asombro, curiosidad e imaginación en planos propositivos.
7. Observación transdisciplinar
No deja de asombrar la capacidad artística para hallar y generar belleza o función a partir de los objetos más insospechados e incluso reciclados. La cabeza de toro que hiciera Picasso con el manubrio y el sillín de una bicicleta, por ejemplo. Una educación creativa requiere de apreciación por lo existente y de observación distorsiva de lo circundante. Distorsiva quiere decir que altera lo observado. Que al ver una semilla se está viendo la posibilidad de una edificación, al ver el vuelo de un pájaro se está viendo la posibilidad de funcionamiento de un utensilio. La creatividad no reconoce categorías para las cosas o fronteras entre las disciplinas y es por ello por lo que la educación creativa es transgresora y transdisciplinar. En esta educación se aprende arquitectura a través del cine, arte en la antropología o diseño en la biología. La educación creativa del futuro desdibuja el accionar estrictamente disciplinar sin restarle mérito. Permite la especialidad a la par de la generalidad porque un camino no excluye al otro. Así como juntar lo no juntado y ligar lo desligado son propiedades del actuar creativo.
8. Reciclaje conceptual
Umberto Eco[1] señalaba que una importante diferencia entre la sociedad contemporánea y la de la edad media es que la actual está tan preocupada por ser original que de tanto querer innovar se la pasa repitiendo lo mismo una y otra vez mientras que en la edad media de tanto repetir una misma cosa con variaciones se terminaban por generar profundas innovaciones. Una educación creativa actual debería valorar y reconocer la imitación y la repetición respetuosa y consciente. El exceso de originalidad en el ámbito creativo ha vuelto desdeñable la copia y ha depreciado el valor de la citación y la referencia. Sin embargo, me pregunto que tan necesario es educar únicamente para crear cosas nuevas y novedosas si necesitamos con más urgencia hacer mejor lo que conocemos y reciclar lo que ya tenemos. Que bien nos haría entonces fomentar en la educación creativa la cita, la referencia; el estimulo necesario para religar, ensamblar o articular de manera diferente y con el debido crédito y en el marco del mayor respeto las ideas y los objetos de las personas y sociedades que nos precedieron o nos rodean.
9. Andamiaje Metodológico
Más que inspiración la creatividad requiere dedicación. La educación creativa contempla la adquisición y desarrollo de métodos; métodos que son el verdadero andamiaje que sustenta la creatividad. Se han de conocer y ejercitar muchos métodos y de diversa índole. Para ello la educación para la creatividad requiere entornos de aprendizaje colaborativos, verdaderos ecosistemas que propicien el dialogo intergeneracional e interdisciplinar. La escuela, la buena escuela, es el espacio propicio para acceder a la universalidad y al vasto repertorio de métodos que permiten analizar y alcanzar tantas y tan variadas invenciones y creaciones.
10. Gestión Creativa en Redes
Es por la unión entre personas y colectivos que la creatividad se torna más fuerte y su alcance se vuelve mayor. Una educación creativa fomenta el trabajo colaborativo, la construcción de redes y enfatiza el ejercicio asociativo. Precisa que se fomenten y ejerciten prácticas de gestión y de emprendimiento; y que se remarquen ciertas facetas de la economía, la administración, el derecho, la política y la construcción de redes sociales. Facetas que el sector cultural y creativo ha delegado y relegado pero que necesita para subsistir y que precisa para un actuar más conectado con las lógicas de una sociedad y de unos tiempos que reclaman más cultura y anhelan una creatividad más responsable.
- [1] Eco, Umberto. Arte y Belleza en la Estética Medieval. Barcelona: Editorial Lumen. 1997
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